INDIGNACIÓN EN TACNA POR EXPULSIÓN DE PERUANOS
INDIGNACIÓN EN
TACNA POR EXPULSIÓN DE PERUANOS
Artículo del diario "Las Últimas Noticias" del
Miércoles 16 de enero 2002, pág. 4.
Acusados de izar
banderas de su país en el Morro de Arica
Carlos Vergara
En horas de la madrugada de ayer fueron liberados los cuatro ciudadanos peruanos detenidos el pasado lunes. Cualquier peruano bien nacido hubiera hecho lo mismo", sostiene dirigente de una de las organizaciones de tinte patriotero del sur del Perú, quienes también exigen eliminar todo vestigio bélico del Museo de Armas.
Una agitada mañana sucedió al incidente protagonizado anteayer por ciudadanos peruanos que izaron banderas de su país en el Morro de Arica, a su regreso del VI Congreso Sudamericano de Adventistas, en la sureña localidad de Picarquín.
Sólo en horas de la madrugada, el cónsul peruano en la nortina ciudad, Jorge Lázaro Jeldres, consiguió la liberación de sus compatriotas Samuel Vásquez, Segundo Cárdenas, Juan Aros y Edwin Paconi, acusados de violar el artículo 15 de la Ley de Extranjería, que castiga la propagación de doctrinas ajenas y el infringimiento de la soberanía nacional.
A los cuatro aludidos se les trasladó a Chacalluta para ser entregados en el puesto Santa Rosa de Perú con expresa prohibición de volver a pisar territorio chileno de por vida.
"Deben entender que no fue un acto de provocación premeditado, sólo un hecho aislado ocasionado por el desconocimiento y la imprudencia", explicó en horas de la mañana un visiblemente cansado cónsul Jeldres, quien incluso recibió órdenes estrictas del viceministro encargado de la Cancillería peruana, embajador José Antonio Meier, para conseguir la liberación de sus compatriotas con la máxima celeridad.
"Incumplimiento chileno"
Pero algunos kilómetros más al norte, la percepción no parece ser la misma. Precisamente desde la "Ciudad Heroica" de Tacna promulgada como tal por una ley presidencial de 1928 tras la batalla del Alto de la Alianza, en 1880 el coordinador del movimiento reivindicatorio Sociedad Civil para la Defensa de los Derechos de Tacna (Socitac), Ralfo Liendo, responde con frenético patriotismo.
"Esto es consecuencia del incumplimiento chileno. En el Morro de Arica aún se mantienen rezagos del conflicto del 79 (Guerra del Pacífico). Es una zona artillada, que mantiene un museo lesivo para los intereses y sentimientos del Perú. Cualquier peruano bien nacido hubiera hecho lo mismo. No se condice la presencia del Cristo de la Concordia con estos elementos y exigimos que el gobierno democrático del doctor Ricardo Lagos cumpla con los acuerdos", señaló, acusando lo que consideran un flagrante incumplimiento por parte chilena del Acuerdo de Ejecución del Tratado de 1929, firmado en 1999 por Lagos y Alberto Fujimori.
Henry Rondinel, ex diputado por el Partido Unificado Mariateguista (PUM), ex integrante de la comisión de RR.EE. del Congreso y actual director de Radio Uno de Tacna, ofrece una interpretación similar:
"Es increíble que aún se mantengan elementos bélicos que distorsionan todo el sentido de lo que ocurrió el 79. Yo no entiendo por qué debe haber un museo administrado por militares, cuando el tratado dice que el Morro será desartillado. Es una provocación".
Según el entusiasmado Liendo, que según él entregará su pliego de peticiones al Gobierno del Perú hoy por la mañana, las exigencias se desglosan en el desartillamiento efectivo del Morro, que el museo recoja el tratado de 1929, la tuición sobre la servidumbre del canal Uchuzuma que tiene unos 50 kilómetros de su recorrido por Chile y la restitución de las 10 a 15 hectáreas de El Chinchorro según él "usurpadas" por la Municipalidad de Arica al Gobierno del Perú.
"Estamos rodeados de enemigos"
"Para nosotros no es un hecho aislado", establece con propiedad don Jorge Figueroa Cruz, presidente de la Corporación de Defensa de la Soberanía, organismo nacionalista chileno no gubernamental que se encarga de velar por la seguridad nacional y que pide resguardar el Morro como el último bastión de patriotismo chileno en el norte: "Sabemos lo que significa para el Ejército y la cantidad de vidas que costó".
"Esto obedece a una política de los tres países vecinos: Argentina, Bolivia y Perú. Es un hecho grave. Recuerde usted que una caseta de la Armada fue apedreada el pasado mes de abril. Nos tenemos que defender de los tres países limítrofes, por cuanto esto es una política concertada. Siempre nos están presionando", sostiene.
Sobre los eventuales responsables, Figueroa Cruz no se muerde la lengua:
"Acá la culpable es la encargada de la Cancillería. Ella (Soledad Alvear) no tiene idea de cómo manejar las relaciones internacionales. Es una pésima Canciller y todos sus errores debieron ser arreglados en el pasado por don Heraldo Muñoz".
Respecto de las acciones a seguir por el Gobierno, Figueroa Cruz fue enfático en exigir un reclamo formal.
"Por supuesto que debe hacerse. Juntémoslo con el problema de la caseta. Son abiertas agresiones porque ellos tienen un sentimiento antichileno. Argentina lo aprovecha en su beneficio porque se quedan con pedacitos y más pedacitos. Tenemos que estar preocupados de todos los vecinos porque estamos rodeados de enemigos".
Reacciones encontradas
"Fue una acción desubicada de parte de jóvenes totalmente ingenuos. Se subieron arriba del Morro e intentaron levantar banderas y hacer patria", declara Erwin Gómez, director de jóvenes de la Iglesia Adventista de Santiago, justificando el incidente ocurrido en el monumento nacional el pasado lunes.
"Lo correcto fue haberlos echado. Es una estupidez lo que hicieron, por cuanto el Morro es territorio nuestro", responde a su vez el ariqueño Nelson Bravo, actual concesionario del Centro de Ex Cadetes y Oficiales de la Armada Caleuche.
"No se cuál habrá sido su motivación", acota Janet Sánchez, directora del diario para inmigrantes peruanos en Chile "La Voz del Perú".
"Una vez fui a Ecuador, crucé la frontera, me senté al lado del escudo y me tomé una foto. Me detuvieron y me quitaron la cámara. Las normas deben respetarse, pero no es primera vez que tratan de enarbolar la bandera en el Morro".